Por Luis Gramuglia
Periodista
Este 25 de mayo se cumplirán 8 años de un gobierno en cuyo transcurso
se implementaron políticas económico-sociales y de derechos humanos
que hoy la sociedad argentina valora. Aquéllas, indudablemente, han
sido las más inclusivas desde que retornó la democracia en 1983.
Sueños que parecían inalcanzables se materializaron desde que el ex
presidente Néstor Kirchner comenzó su gestión ese 25 de mayo de 2003.
Sus convicciones no fueron dejadas de lado en la puerta de la Casa de
Gobierno y mucho menos su temple para llevar adelante los cambios que
se requerían luego de la devastación de la que fuimos víctimas por la
imposición de un neoliberalismo que arrasó con todo, sin miramientos
de ninguna naturaleza.
Desde esa histórica fecha la Argentina empezó a recorrer un camino de
realizaciones que nos devolvió la dignidad como Nación soberana y nos
insufló una mística militante que acompañó esas transformaciones
imbuídos de un espíritu
de clara confrontación con los enemigos que acechaban --y aún lo
hacen-- para detener esa impronta de profundos cambios.
Este modelo que hoy encabeza nuestra presidenta Cristina Fernández de
Kirchner ha tenido influencia determinante en vastos sectores sociales
que habían sido marginados por políticas mezquinas, subordinadas a
intereses foráneos.
Hoy podemos afirmar, con orgullo, que las decisiones fundamentales se
toman en la Casa de Gobierno.
Enumerar los logros alcanzados en estos 8 años es poder mostrar un
país diferente, con más inclusión social y más crecimiento económico y
una política de derechos humanos que, lejos, nos pone a la vanguardia
en América Latina.
Cuando Gustavo Traverso lanzó su candidatura a la intendencia de Junín
dijo que tenía un proyecto de gobierno para la ciudad que debe estar
en sintonía con la política del gobierno nacional.
Vivimos en una ciudad abandonada, gestionada espasmódicamente. El
intendente Mario Meoni se ha convertido en una figura decorativa,
luego de haber creído que podía aspirar a un mejor destino --para el
que no fue votado-- por su ciego encolumnamiento con el vicepresidente
Julio Cobos.
Ahora que Cobos renunció a su pretendida intención de ser candidato a
presidente, Meoni ha quedado huérfano y, entonces, recordó cual era su
función para la que sí fue votado en 2007.
Ahora apelando a maquillajes destinados a exhibir presunta
ejecutividad, quiere recuperar un tiempo inexorablemente perdido.
Por eso, desde este espacio y con la conducción de nuestro candidato a
intendente, Gustavo Traverso, le proponemos a la ciudadanía juninense
sumarse, cualquiera sea su pertenencia política o desde su
independencia de cualquier partido, a avanzar con el cambio que hemos
propuesto.
Y fundamentalmente, reconocer que somos parte de un modelo inclusivo,
de crecimiento económico que conduce nuestra presidenta y que, sin
duda, servirá para que Junín se incorpore a ese proyecto.
Junín no puede seguir estando rezagada desde el punto de vista de su
propio desarrollo. No podemos seguir mirando, impasibles, como la
inacción, la falta de gestión, los problemas irresueltos se terminen
convirtiendo en hechos consumados.
Nuestra energía, nuestro esfuerzo, nuestra dedicación está en
transformar esa realidad ominosa.
No nos merecemos este destino que nos quieren imponer. Nos vamos a
rebelar a ese intento de hacernos cree que somos menos de lo que
somos. Pero a partir de nuestra propia capacidad para generar
consensos, enamorar a aquellos descreídos de que la política sólo
sirve para enriquecer a unos pocos.
La política es el instrumento para motorizar los cambios. Y desde este
espacio hacemos política con ese fin supremo, que ha de garantizar
mejores condiciones de vida para nuestros vecinos.
Por eso, con Gustavo en la ciudad, con Cristina en la Nación podremos
ser artífices de un futuro venturoso, pleno de logros que devuelvan la
felicidad a nuestro pueblo.
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