martes, 7 de junio de 2011

Día del Periodista

Por Luis Gramuglia


Esta nueva celebración del Día del Periodista nos encuentra inmersos
en una profunda discusión acerca de la libertad de expresión, pues hay
quienes dudan que ésta exista en plenitud, presuntamente opacada por
una injerencia del oficialismo.
Nadie en la Argentina puede hoy --de buena fe-- afirmar que tal
libertad no existe o
está, de alguna manera, amenazada.
Cualquier periodista, sea de medio gráfico o electrónico, puede decir
lo que le plazca que nadie podrá sancionarlo por ejercer ese legítimo derecho.
Desde las corporaciones mediáticas se trata de instalar que tal
libertad está sometida a continuas tensiones que impedirían el libre
flujo de la información.
El derecho a la información constituye un valor entendido y está
plenamente incorporado al espíritu democrático de nuestra sociedad. Es
un derecho humano poder acceder a la información veraz y objetiva, sin
que esto suponga uniformidad del pensamiento.
Confrontar ideas, poder exponerlas, ser críticos del poder, sea éste
el del Estado o de cualquier grupo económico concentrado, es una
facultad que hoy los periodistas pueden llevar adelante sin temor
alguno.
La derogación del delito de calumnias e injurias que este gobierno
impulsó en 2009, es un avance fenomenal que, precisamente, pone al
periodismo fuera de cualquier acto de censura o que pueda ser
interpretado como una injerencia indeseada.
Y este logro se inserta en el marco de la sanción de la ley de
servicios de comunicación audiovisual que derogó la norma de la
dictadura y que representa un enorme paso en pos de un acceso
irrestricto a la información.
Esta ley permite la multiplicidad de las voces de la comunicación.
Todos podemos decir lo que deseamos, sin ataduras ni reproches.
A este panorma, impensado a principios de este siglo, debemos incluir
el proyecto de ley que declara de interés público la fabricación,
comercialización y distribución de pasta celulosa y de papel hoy en
manos de los diarios "Clarín" y "La Nación" que durante la dictadura
cívico-militar, juntamente con "La Razón" y en connivencia con los
represores, se apropiaron de la empresa Papel Prensa, apropiación que
está siendo investigada por la justicia.
No en vano han dicho aquellos diarios que "quien controla el papel
para diarios controla la información". Esta admisión nos releva de
comentario alguno.
En este contexto, vemos que esos poderosos medios de prensa apelan a
recursos que les provee la justicia para trabar, en parte, la
aplicación de esa ley. El artículo 161 que dispone la desinversión
para aquéllos que tienen más señales que las permitidas, está en
entredicho por el Grupo Clarín que, pronunciamiento judicial mediante,
tendrá tiempo para desprenderse de canales y radios que controla hasta
el 2013.
Además, impide que señales de cable, como CN 23, PakaPaka, Telesur e
IncaaTV estén en la grilla de Cablevisión.
Medios que, por otro lado, ocultan, tergiversan, mienten respecto de asuntos
que nos conciernen a todos; ocultar información es inaceptable de
parte de quienes viven quejándose de ser objeto de persecuciones y
atropellos por parte del gobierno.
Cualquier monopolio u oligopolio informativo, sea estatal o privado,
es un estorbo para la pluralidad informativa, para nuestro derecho a
la información.
Nada debe obstaculizar el libre flujo informativo, la circulación de noticias.
La libertad de expresión es una demanda colectiva, pero ésta debe ser
plena, despojada de toda forma de manipulación.
Insistimos que nadie, en su sano juicio, puede sostener que tal
libertad esté siendo quebrantada.
Por lo tanto, saludamos en este día a los periodistas, actores
principales de la información quienes cumplen su tarea con
responsabilidad y empeño.

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